domingo, 27 de febrero de 2011

Ortega y Gasset.

José Ortega y Gasset (Madrid, 9 de mayo de 1883 – ibídem, 18 de octubre de 1955) fue un filósofo y ensayista español, exponente principal de la teoría del perspectivismo y de la razón vital e histórica, situado en el movimiento del Novecentismo.

Nació en el seno de una familia perteneciente a la burguesía liberal e ilustrada de finales del siglo XIX. La familia de su madre era propietaria del periódico madrileño El Imparcial y su padre, don José Ortega y Munilla, fue periodista y director de dicho diario. El hecho de haber nacido en una familia tan íntimamente conectada con la actividad periodística, se va a convertir en algo esencialmente ligado al desarrollo de su formación intelectual y a su forma de expresión literaria. Ortega es recordado como uno de los más grandes filósofos en lengua castellana, y como una de las mayores figuras del periodismo español del siglo XX. Además, es impulsor de empresas periodísticas, algunas de las cuales, como la Revista de Occidente, aún permanecen vivas.

Tras aprender las primeras letras en Madrid, en 1891 es enviado a estudiar el bachillerato al colegio regentado por jesuitas en la barriada malagueña de El Palo.
El contacto con los jesuitas y sus enseñanzas van a producir en Ortega una reacción parecida a la que se había producido antes en otro brillante antiguo alumno de los jesuitas: Descartes. Así, Ortega reaccionará también contra la formación adquirida en su infancia.
En Málaga Ortega fue testigo del inicio del declive de la burguesía culta, e industrial, causado por la crisis económica producida por la plaga de filoxera.

En 1897, terminado su bachillerato en Málaga, Ortega inició sus estudios universitarios, primero en Deusto y poco después en Madrid. A los quince años el joven Ortega fue testigo de un acontecimiento histórico de gran trascendencia, que llevó a toda una generación de españoles a plantearse el problema de España, la pérdida de los últimos restos del imperio colonial español en 1898. Este acontecimiento funcionó en España como un revulsivo que llevó a las mentes más lúcidas del momento (Miguel de Unamuno, Pío Baroja o el mismo Ortega) a plantearse el problema de la decadencia de España, la Generación del 98.

Dentro del espíritu de su generación, Ortega toma conciencia del problema de España y propone que la regeneración del país sólo puede venir de la mano de una toma de conciencia entusiasta de una misión nacional. Para que esta misión pueda ser llevada a cabo con éxito, Ortega plantea la necesidad de la existencia de una élite. De este modo es como el pensamiento del joven Ortega enlaza con el regeneracionismo y con uno de los aspectos del krausismo español.
Al finalizar su doctorado en filosofía con la tesis titulada “Los terrores del año mil. Crítica de una leyenda”, Ortega viaja a Alemania en 1905 para continuar sus estudios. En la universidad de Marburgo será donde conozca a los neokantianos H. Cohen y P. Natorp, a los que considerará siempre sus maestros.
El panorama filosófico que el joven doctor en filosofía encontró en Marburgo estaba presidido por el neokantismo, la doctrina filosófica que postulaba la vuelta a Kant como modo de superar los callejones sin salida a que había llegado la filosofía idealista. Pero su actitud ante los neokantianos fue una actitud ambivalente. De este modo, a la vez que reconoce la impagable deuda para con sus maestros de Marburgo, también adopta una actitud crítica frente a ellos y frente al propio Kant.

Además del significado que tuvo para su formación filosófica, su estancia en Alemania también desempeñó una importante función vital, los años en que comenzó su madurez humana fueron tan fructíferos que los recuerdos de esta estancia quizás constituyan algunas de sus mejores páginas literarias. A pesar de la profunda huella que Alemania dejó en él, Ortega regresa pronto a España. A su regreso, en 1910, oposita y gana la cátedra de Metafísica de la Universidad de Madrid, en la que sucede a N. Salmerón, y comienza su actividad universitaria. Ese mismo año se casa con doña Rosa Spottorno.

Si hasta 1910 la vida de Ortega permanece en el ámbito de lo privado, a partir de esa fecha comienza la vida pública de don José Ortega y Gasset. Tras una breve segunda estancia en Alemania, en 1911, Ortega se entrega a su cátedra y en 1914 funda la Liga de Educación Política Española, con la que intentará llevar a cabo sus proyectos regeneracionistas desde posturas democráticas. Ese mismo año publica “Meditaciones del Quijote”, su primer libro. En 1916 es cofundador del diario El Sol; y en 1923, justamente el año del comienzo de la dictadura del general Primo de Rivera, funda y dirige la Revista de Occidente.

Su enfrentamiento doctrinal con la política de la Dictadura lleva a Ortega, en 1929, a dimitir de su cátedra universitaria y a continuar sus clases en la “profanidad” de un teatro. Ortega se convierte en uno de los primeros filósofos españoles que imparte su filosofía ante el gran público. En 1930, coincidiendo con la "dictablanda" del general Berenguer, Ortega recupera su cátedra y su participación en la política activa va en aumento. En 1931, llegada la República, funda, junto con Gregorio Marañón y Pérez de Ayala, la Agrupación al Servicio de la República, gracias a la que es elegido diputado a las Cortes Constituyentes por la provincia de León. La desilusión que le produce la vida de diputado lo lleva pronto a retirarse de la política activa y a disolver la Agrupación.

Ortega vuelve de nuevo a la actividad académica en 1934. En 1935 recibe un homenaje de la universidad donde ya es la figura más sobresaliente del panorama filosófico español del momento. En 1935 publica otro libro importante: “Historia como sistema”.
Con el inicio de la guerra civil española, Ortega se autoexilia. Primero viaja a París y Holanda, donde pronuncia diversas conferencias. Más tarde viaja a Argentina, y allí vive hasta que, en 1942, fija su residencia en Portugal, donde escribirá su trabajo “Origen y epílogo de la filosofía”.
Con el término de la II Guerra Mundial, en 1945, Ortega regresa a España, pero en los diez años que tardará en llegarle la muerte, su actividad pública queda reducida al mínimo dadas las circunstancias políticas españolas. En 1948, junto con un grupo de colaboradores y discípulos, funda el Instituto de Humanidades, con lo que, de nuevo, el gran maestro que fue Ortega vuelve a ejercer su magisterio ante el público fuera de las aulas universitarias.
Aunque se le permite vivir en España, él no se siente a gusto en su propio país. A partir de 1950 viajará de nuevo a Alemania, donde ese mismo año mantuvo un debate filosófico con M. Heidegger, en Baden Baden, sobre el hombre y su lenguaje. Continuó su trabajo sin descanso y, en 1955, regresó definitivamente a España. Diagnosticado de cáncer gástrico, y tras una operación sin esperanzas, murió en Madrid el día 18 de octubre de 1955.

Con motivo de su muerte, otro gran filósofo español, X. Zubiri, escribió uno de sus raros artículos periodísticos. Efectivamente, el mismo día 18 de octubre de 1955 Zubiri llamó al diario ABC para pedir que se le publicase una nota necrológica sobre Ortega con la que deseaba recordar la muerte de su maestro y compañero. De este modo, el 19 de octubre de 1955 aparecía en ABC el artículo de Zubiri titulado “Ortega metafísico”, en el que se celebraba la obra del maestro.

En el pensamiento de Ortega se pueden distinguir tres periodos:
-Periodo objetivista (1902-1914): Etapa de influencia neokantiana caracterizada por la primacía dada a las cosas y las ideas sobre los hombres y las personas.
-Periodo perspectivista (1914-1923): Este periodo constituye el inicio de la filosofía más propia de Ortega, aparecen el circunstancialismo y el perspectivismo. Entre sus obras más famosas de este periodo están: Meditaciones del Quijote, Verdad y perspectiva, España invertebrada y El tema de nuestro tiempo.
-Periodo raciovitalista (1923-1955): Esta última fase supone una profundización en el segundo periodo. El circunstancialismo y perspectivismo anteriores se continúan ahora con el raciovitalismo y el raciohistoricismo. Sus obras más famosas de este tiempo son: Ni vitalismo ni racionalismo, La rebelión de las masas, En torno a Galileo, Meditación de la técnica, Ideas y creencias, Historia como sistema y La idea de principio en Leibniz y la evolución de la teoría deductiva, esta última inconclusa.

“Yo soy yo y mi circunstancia, y si no la salvo a ella no me salvo yo.”
Meditaciones del Quijote.

Trabajo realizado por: Víctor Doña Grimaldi y Azael Duran Vela. 2 Bach A
Las imágenes son de Google.
La información está sacada de Wikipedia, ensayistas.org y el libro de filosofía de este año.

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