Dicha banda estaba relacionada con la ideología anarquista por un mundo sin poder, y fiel a este estilo era una organización violenta y al margen de la sociedad. El anarquismo en España siempre se ha organizado en dos regiones: las zonas rurales de Andalucía y las industrias catalanas, sin embargo entre ambos grupos de anarquistas había grandes diferencias. Los anarquistas catalanes optaban por un estilo más dialogante, siguiendo una vía política, mientras que los anarquistas andaluces realizaban acciones violentas y ocultas a la ley.
En la España de la Restauración, las dos corrientes se alejan y, mientras los catalanes ambicionan la creación de la confederación del trabajo, en Andalucía se supone que formaron pequeños grupos que actuaron de manera colectiva mediantes secuestros, atentados y asesinatos. Se dice que fue entonces cando surgió en Andalucía la organización secreta de la Mano Negra. Aunque los grupos anarquistas andaluces afirmaban no tener ninguna relación con dicha organización (la Mano Negra), y la falta de pruebas era evidente, una dura investigación del gobierno ante estos sucesos, liderada por el sargento Oliver en 1883, produce un vuelco en los acontecimientos al ser encontrada una hoja de papel bajo una piedra en el monte, por parte del soldado Pérez Monforte, en la cual, supuestamente, se recogían (de forma lírica) los estatutos de la organización secreta, así como una posible lista de integrantes:
«Cuanto existe en la tierra para el bienestar de los hombres ha sido creado por la actividad fecunda de los trabajadores; la absurda y criminal organización social hace que aquéllos produzcan mientras que los ricos se quedan el fruto de su esfuerzo; debe mantenerse un odio profundo hacia todos los partidos políticos; es ilegítima cualquier propiedad adquirida con el trabajo ajeno, aunque sólo sea por la renta y el interés; y sólo es realmente legítima la lograda por el trabajo personal y directo».
Según estos estatutos nadie podía afirmar su afiliación a la banda, cuyo objetivo era castigar a los burgueses e inculcar a sus propios hijos estos principios. Revelar pues la existencia de la Mano Negra estaba prohibido por parte de sus miembros, y el castigo por hacerlo podría ser la suspensión temporal o una muerte violenta. Los miembros de la sociedad estarían obligados a seguir con sus respectivas vidas y trabajos, e ingresaban en la organización mediante la realización de un servicio, lo cual significaba la realización de un acto terrorista más que probablemente. A partir de este descubrimiento, Sagasta se tomó la cuestión como asunto de Estado y movilizó a la Guardia Civil e, incluso, habilitó un edificio como cárcel, el convento de Santa Catalina en Cádiz, para los miembros de la Mano Negra que fueran detenidos. Simplemente bastaba una pequeña sospecha del terrateniente encargado para acusar y encarcelar a alguien.
Entre todos los procesos a los que la organización fue sometida, destaca el del asesinato de Blanco de Benaocaz. El móvil del crimen fue que Blanco de Benaocaz era un antiguo miembro de la banda que se había alejado de esta. En este proceso judicial hubo 16 imputados, se escuchó el testimonio de 48 testigos y 8 personas fueron condenadas a muerte por garrote vil en un solo fallo, siendo ejecutados en la plaza de Jerez el 14 de junio de 1884. El octavo imputado, José León Ortega, fue eximido poco antes de este día de la pena de muerte por volverse loco en la cárcel. Tan solo tres días después, los jueces gozaron de la Gran Cruz de la Orden de Isabel la Católica. Una ejecución judicial tan numerosa no tiene precedentes a día de hoy en nuestro país. Estas condenas supusieron un duro golpe para la Mano Negra, del que difícilmente se pudo recuperar, aún así la desaparición de la supuesta banda no significó el final del anarquismo en Andalucía, que comenzó a utilizar la huelga como método de presión. Sin embargo, el anarquismo no abandonó del todo la violencia como demuestran los sucesos de “Casas Viejas”, en el año 1933, ya en plena República.
Los supuestos atentados más sonados e importantes de la Mano Negra fueron:
-El primer supuesto atentado ocurrió el 13 de agosto de 1882, cuando el guardia rural Fernando Olivera Montero, de Arcos, muere presuntamente de un disparo. Aunque, en principio, se explicó que fue un disparó accidentalmente con su propia arma, meses después un anónimo denunció que la muerte de Olivera se debía a una paliza que le habían dado miembros de la Mano Negra, por negarse a formar parte de esta organización secreta.
-El siguiente atentado atribuido a la Mano Negra se produjo en la madrugada del 4 de diciembre de 1882. Juan Núñez Chacón y su esposa, María Labrador, propietarios de una pequeña venta en el camino de Jerez a Trebujena, fueron asesinados. El crimen presuntamente fue cometido por seis miembros de la Mano Negra, de los cuales murió uno de ellos por un disparo defensivo del ventero; mientras que el resto de integrantes fueron detenidos al día siguiente.
-El tercero y más famoso supuesto atentado de la organización se corresponde con el asesinato de Bartolomé Cago Campos, alias “Blanco de Benaocaz”, entre finales de noviembre y principios de diciembre de 1882, en el llamado cortijo La Parrilla en Jerez. Lo cierto es que las causas del asesinato se presentaban confusas. Los acusados confesaron pertenecer a una asociación de trabajadores vinculada a la FTRE, pero en ningún caso a ninguna sociedad secreta.
-Por último, el supuesto atentado que culmina con la lista de crímenes atribuidos a esta organización es el más insustancial si cabe. Perpetrado en la “Posada de Cuatro Caminos” el 2 de abril de 1883, donde cuatro hombres asesinan al ventero Antonio Vázquez; quienes son detenidos poco después. El móvil es, claramente, el robo, pero seguidamente se les acusó de pertenecer a la ya famosa y temida sociedad secreta de la Mano Negra.
Durante muchos años se ha discutido la existencia de esta organización, pero actualmente casi todo el ámbito académico está de acuerdo en que fue un invento a la manera de la operación de bandera falsa, o a modo de una imputación injustificada del gobierno de Sagasta para aplacar las revueltas del campo del sur de España y crear una aversión a los movimientos obreros andaluces como la FTRE, algo que ya insinuó Vicente Blasco Ibáñez en su novela sociológica en 1905 “La bodega”, una breve historia del anarquismo español. Juan Madrid, historiador y periodista, afirmó en referencia a la Mano Negra: “Ese interés abrumador por imputar a los anarquistas cualquier crimen, con el fin de deteriorar la imagen del colectivo, ha sido una constante en la historia de este país y de cualquier país”. De igual modo, el periodista y cronista de Jerez, Manuel Cancela, escribió su opinión sobre la existencia de esta organización en la Guía de Jerez en 1884: “La Mano Negra propiamente dicha es un aborto de la imaginación”.
Trabajo realizado por: Víctor Doña Grimaldi y Azael Durán Vela. 2ºBach A
Imágenes de google e información sacada de wikipedia, de nuestro querido libro de historia y del blog historiadehispania, entre otras.
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