Félix Samuel Rodríguez de la Fuente (Poza de la Sal, provincia de Burgos, 14 de marzo de 1928 – Shaktoolik, Alaska, 14 de marzo de 1980, fue un famoso divulgador ambientalista español, pionero en el país en la defensa de la naturaleza, y realizador de documentales para radio y televisión, destacando la serie El Hombre y la Tierra (1974-1980).
Se matriculó en 1946 en la facultad de medicina de Valladolid, donde se licenció con altas calificaciones, más tarde se trasladaría a Madrid a especializarse en odontología de lo cual ejerció un tiempo, pero abandonó tras la muerte de su padre por su verdadera vocación: la cetrería. El uso de halcones para la caza era un arte perdido en España que Félix se había propuesto hacía ya tiempo recuperar, rescatando así antiguos escritos medievales sobre la cetrería española. Disponiendo incluso de un cuarto especial para atender a los halcones durante el servicio militar, en la residencia de oficiales de Burgos. Félix y su halcón Durandal ganarían así un concurso internacional en esta disciplina.
Félix viajó a principios de los 60 a Arabia Saudí, a entregar al rey Saud dos halcones peregrinos bautizados como Relámpago y Estrella. Permaneció un tiempo en Arabia para entrenar a los halcones, lo que le dio sus frutos ya que el rey contribuyó económicamente en el primer documental de Félix, Señores del Espacio.
En 1961colaboró en la película de “El Cid”, como asesor en el uso de halcones en la película. Más tarde viajaría a África donde trabajó como guía de safaris fotográficos en Uganda, Somalia, Tanzania y Kenia. Tres reportajes sobre África y dos sobre Arabia fueron sus primeros trabajos para Televisión Española, más tarde llegarían “Planeta Azul”, “Vida Salvaje” y “El hombre y la Tierra”. Félix Rodríguez de la Fuente era para la tierra lo que Jacques Cousteau para el mar.
El 5 de agosto de 1966, mismo año en que dirige y presenta la película Alas y Garras, se casa con la francesa Marcelle-Genevieve Parmentier, con la que tuvo tres hijas: María de las Mercedes (1967), Leticia Jimena (1969) y Odile Patricia (1973).
En 1967 comienza a escribir artículos para la revista Blanco y Negro, dominical del diario ABC, bajo el epígrafe de “Serie ibérica” (1967) y “Serie africana” (1968). Todos estos éxitos le permitieron dedicarse a otras de sus pasiones, el estudio de los lobos, que había comenzado ya con la cría de dos lobeznos heridos que rescató en 1965 y para los que se convirtió en el macho alfa. Así haría también con varias manadas de lobos en la localidad de Peregrina, en Guadalajara.
Félix cada vez era más popular nacional e internacionalmente, convirtiéndose en el segundo español más popular de la década de 1970 tras, cómo no, Franco. Una de las cosas que le ayudó en su triunfo fue su gran oratoria, Félix cautivaba solo con oírle narrar sus obras.
Durante toda la década de los setenta emprende diversos proyectos editoriales, como la coordinación de la Enciclopedia Salvat de la fauna (1970-1973), realizada por un equipo de jóvenes biólogos entre los que se encontraban Miguel Delibes, Javier Castroviejo, Cosme Morillo y Carlos Vallecillo entre otros. La enciclopedia supuso un verdadero reto ya que durante tres años se publicó un fascículo semanal de 24 páginas, vendiendo solo en España 18 millones de volúmenes. Posteriormente esta sería traducida a 14 idiomas y vendida por los cinco continentes.
Entre 1973 y 1980 realiza para la televisión la que sin duda fue su serie más famosa, el documental de “El hombre y la Tierra”, dividida en tres partes: la serie sudamericana, ibérica y norteamericana. La sudamericana se filmó en 1973en Venezuela, el Orinoco y el Amazonas; la serie ibérica constó de tres partes y una cuarta inconclusa; por último la serie norteamericana en la que solo se pudo filmar la parte canadiense y dos capítulos en Alaska. El rodaje de la serie abarcó 124 capítulos y marcó a toda una generación.
En el rodaje del documental “El hombre y la Tierra” fueron utilizados diversos trucos sin los cuales la serie no habría podido mostrar n la mitad de secretos y escenas míticas, pero por los cuales recibió muchas críticas. Entre ellos está el uso de animales troquelados, es decir acostumbrados a la presencia del hombre pero no domesticados, aún conservaban su instinto salvaje. Otro era rellenar la piel de un cabrito para que el águila protagonista pudiera cogerlo al vuelo y no derrumbarse por su peso. Sino hubiera sido por diversos trucos como estos no hubiéramos podido ver escenas tan impresionantes como la más espectacular y recordada escena del águila real cazando a una cabra de 40 kilos en un barranco, despeñándola para matarla y llevándola a su nido para la alimentación de sus crías. Es cierto que usó trucos pero eso no le resta importancia a lo que Félix mostró al mundo, la fauna y la naturaleza, como era la vida de diversos animales, como cazaban, se alimentaban y morían. Mostró al mundo una forma de entender la naturaleza, de cuidarla y dando a los espectadores de la época el interés por los animales. Muchos de los animales hasta antes de sus documentales eran tratados como alimañas, y se los cazaba indiscriminadamente. Félix cambió no solo esto, sino nuestra forma de ver el mundo y lo que en él vivía.
Pero el destino a veces es cruel y te quita lo q te dio. Félix Rodríguez de la Fuente murió en Alaska, el 14 de marzo de 1980, donde se encontraba filmando una carrera de trineos tirados por perros. Su avioneta sufrió un fallo y se estrelló llevándose no solo la vida de Félix, sino de su piloto, su ayudante y el cámara de TVE. Lo impactante fue que el propio Félix afirmó, poco antes de montar en el avión accidentado, que “Alaska sería un hermoso lugar para morir”. Félix fue enterrado en el cementerio de su localidad natal de Poza de la Sal (Burgos) en un acto multitudinario, el 19 de marzo de 1980. En junio de 1981 sus restos fueron exhumados para ser trasladados al cementerio de Burgos, donde descansan desde entonces en un panteón diseñado por el arquitecto Miguel Fisac.
Félix murió haciendo lo que más amaba, filmar y mostrar la naturaleza al mundo, los animales y su forma de vida. Pero Félix sintió un especial amor hacia una especie, el lobo. Su hermana explicaba así el inicio de este amor: “Creo que su pasión por el tema procede de que la primera niñera que hubo en casa era mujer de un pastor y le dormía narrándole cuentos de lobos.” A su amor por los lobos también se unió su especial amor por las rapaces, en especial los halcones, siendo un especialista en la cetrería a nivel mundial.
La muerte de Félix no solo se llevó a un hombre, sino que se llevó a una de las pocas esperanzas de la naturaleza por la supervivencia en estos tiempos de destrucción.
“No cabe duda, queridos amigos, que el aullido del lobo es uno de los sonidos más impresionantes que ha producido criatura viviente alguna”.
Félix Rodríguez de la Fuente.
Trabajo realizado por: Víctor Doña Grimaldi y Azael Durán Vela. 2Bach A.
Imágenes de Google e información de Wikipedia,
http://thales.cica.es/rd/Recursos/rd99/ed99-0507-01/ed99-0507-01.html
Un especial de RTVE, "30 años sin Félix" y un artículo especial de el Mundo.
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